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NIÑO GORDITO, NIÑO SANITO… ¡YA NO MÁS!

Antiguamente era muy común escuchar a nuestras abuelas y madres decir “un niño gordito es un niño sano”, y aunque los tiempos han cambiado y la mayoría de los padres dicen cuidar lo que comen sus hijos, es muy común seguir viendo a niños y niñas, incluso desde que son lactantes, con problemas de peso. Los clásicos bebes con rollitos en los brazos y piernas ya no son tiernos, todo lo contrario, son el ejemplo vivo de lo que conlleva una mala alimentación.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2010 había 40 millones de niños menores de 5 años con sobrepeso. Y en nuestro país no nos quedamos atrás, según el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), en el año 2010 un 20% de los estudiantes de 1º básico tienen problemas de peso, cifras bastante alarmantes.

¿A qué se debe esto?

Somos una sociedad en donde la alimentación no es solamente nutrir a nuestro cuerpo para que podamos seguir viviendo, si no que vemos a la comida con múltiples enfoques; es el principal invitado en nuestros eventos sociales, es un premio a la buena conducta, resulta un poderoso antidepresivo y calmante, e incluso, es una entretención.
Como adultos, tenemos la capacidad de poder elegir de qué forma considerar a nuestro alimento, mientras que los niños se ven expuestos a una imposición por parte de los padres, y es allí en donde se produce el problema.

Los padres entregan comidas poco saludables a sus hijos como una forma de poder calmarlos, premiarlos o incluso para demostrarles su amor, lo que ocasiona que estos niños aprendan que consumir alimentos de mala calidad nutricional sea algo bueno.

¿Qué tiene de malo que mi hijo tenga unos kilos extra?

Si para un adulto estar pasado en 2 kilos es mucho, imagina el impacto que tiene eso para un menor donde su peso promedio no supera los 15 kilos. Ya no es extraño encontrar cada vez más niños con enfermedades que consideramos de adultos: Intolerancia a la glucosa, Diabetes, Hipertensión arterial, Colesterol elevado.

Además de los daños a corto plazo, diversos estudios han demostrado que los niños con sobrepeso tienen una mayor predisposición a tener exceso de peso cuando sean adultos, ya que las conductas nocivas que aprenden cuando son pequeños permanecen durante toda su vida.

Por lo tanto, la frase “no importa, si luego viene el crecimiento y adelgaza” no es válida, ya que el daño que se produce al cuerpo y a la mentalidad del niño son muy difíciles de poder remediar, especialmente si los padres siguen con la misma cultura alimentaria.

Algunos consejos para aplicar

1) Enseñarle la importancia de tener una alimentación sana, explicándole de manera sencilla lo bueno que es cuidarse y comer alimentos sanos como frutas y verduras.
2) No seguir premiándolo o entreteniéndolo con comida, ya que con esto solo se fomenta el seguir comiendo a destiempo.
3) Cocinar con ellos para que aprendan a reconocer lo que comen, y de esta forma, se sientan más motivados a probar las comidas.
4) No comprar más golosinas ni comida chatarra para el hogar, si el alimento no está a fácil acceso, es más fácil poder eliminarlo de las comidas diarias.
5) Recuerda que tú eres su principal ejemplo, ve si tienes malos hábitos alimentarios e intenta cambiarlos para demostrarles a tus hijos que ellos también pueden hacerlo.


No olvides que todo parte por casa, así que es necesario que tomes el control, y por mucho que pueda ser difícil, el resultado valdrá la pena si puedes mejorar la vida de tus hijos.

Francisca Reinking Medina – Nutricionista
Colegio Inglés Católico

 

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